¿a qué sabe un novillo?

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¿Quién me hubiera dicho a mi, que me iba a pillar un bicho de éstos? pues esa es la pregunta del millón.
Tranquilito estaba yo, preparado para hacer fotos de éstos berracos cuando a uno de ellos, el que peor pinta tenía, cuernos más grandes y mala uva, me puso el ojo encima, ya no había escapatoria, a la que me despisté un poco, tenía un asta agarrado en una mano y con la otra, sujetando la cámara (ese momento no lo tenemos grabado más que en la retina).
Lo que siguió, os lo podéis imaginar. Por suerte todo quedó en un susto, pero los rasguños y moratones van saliendo a la luz con el paso de los días.
Por lo demás, unas fiestas tranquilas, rodeados de familia y con tiempo para pensar y disfrutar de los placeres terrenales.
¡Viva san Bartolo! (de los astados, es otra historia)

Comentarios

  1. Si es que cada uno en bueno en lo suyo y me parece que a mi que el arte de torear no es lo tuyo....

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