Volver a empezar

¡He vuelto a disfrutar, saborear y enamorarme de la montaña!
Un día cualquiera, a una hora temprana, un lugar conocido y en un entorno impresionante.
Ya que había quedado para hacer una grabación de un Spot para el II Km vertical, éste se postpuso para el siguiente finde, pero como tenía metido el gusanillo en el cuerpo, madrugamos y nos dispusimos a disfrutar de un día de montaña auténtico, solo, sin gente por ningún lado, saboreando todos los placeres, que hacen auténtico éste mundo. Naturaleza viva, los rios desborados de alegría, los árboles dejando asomar el sol en su pronto despertar, los sonidos del bosque en plena ebullición, no podía por menos que sentarme y no hacer más que escuchar.
Me dediqué a subir tranquilamente por todo el valle de la Chorranca, parando donde me parecía atractivo para grabar y probar los cacharros nuevos que hemos, comprado y creado manualmente.
La luz era impresionante, y daba gusto como entraba y salí de entre los árboles, a lo que sumada la hora y la temperatura fresca con que amaneció, lo hacía aún más atractivo.
Llevamos toda la parafernalia, cualquiera que me viera diría que si tenía montada por la zona una carpintería, jejeje, que bueno, uno se lo pasa de lo lindo cuando hace lo que quiere.
Para ahorrar un poco de pasta, nos hemos construído accesorios, que en el mercado valen una pasta gansa, pero que para probarlo y saber el resultado, antes de adquirir los reales, nos valen.
Toda una mañana subiendo, bajando, corriendo, etc... y ya de paso viendo los posibles enclaves para la carrera, que éste año, va a ser más impresionante aún si cabe, qué barbaridad, va a ser dura de lo lindo, pero para los que estaremos contemplando el sufrimiento de los corredores, va a ser un auténtico espectáculo.
Los acebos se encontraban de un color especial, y hacían radiar un expléndido color en contraste con el resto de colores verdes de la vegetación, lo que les hace aún más llamativos al paso por su lado.
Las flores, dan un toque distinto, y rompe totalmente el color, amarillos, blancos, rosas, etc...
Qué tendrá la primavera, que si altera a la naturaleza, imaginamos cómo nos tiene a los humanos, alterados en todos los sentidos.
Al bajar, nos centramos en los animales; pasamos por una charca en la que el sonido de las ranas, era atronador, habría miles y todas cantando a la vez, qué espectáculo.
Un poco más abajo, era el turno de los caballos, con sus potrillos y las ovejas con sus corderillos jugando y disfrutando al igual que nosotros observándolos.
Fue un día de júbilo, en el que me acordé de todos los amigos que saborean la montaña de ésta forma, en la que no hay que hacer más que tener ganas de salir al campo y ya está, no hace falta ni subir a ningún pico, ni utilizar ninguna cuerda, ni sentir miedo, a lo que si sumas el llevar la cámara y dedicarte a explorar éste fantástico mundo, hará que respetemos y cuidemos nuestro entorno, para que sigamos disfrutándolo día a día.

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