Regreso a Suiza

Y ya estamos en pleno vuelo, como aquel que dice. Los preparativos están listos, el material elegido también, las mochilas vuelven a cargarse de ilusiones, en los pocos huecos que dejamos y como es lógico las ganas son inmensas.


El Jueves ponemos rumbo a tierras suizas para intentar subir el peñote del Cervino. Repetimos la intentona del año pasado, quizás en mejor época, pero igualmente con las previsiones confusas y la misma dificultad.


El equipo humano ha aumentado respecto a la edición anterior y lo componemos cuatro amigos, el mismo equipo que fue a León. Cristina, Javi, Juan y un servidor.

La preparación ha sido un poco difusa, pero más intensa. He dejado que cada uno hiciera su trabajo personalmente y entre tanto movimiento de actos y concursos tampoco hemos tenido el tiempo que hubiéramos deseado.

Es en éste punto donde cada uno carga con su trabajo y se enfrenta a sus temores. Cada uno sabe hasta dónde puede llegar y de qué manera. Entre todos intentaremos realizar el trabajo de la mejor manera, pero sobre todo con seguridad y mirando por la buena relación conjunta con la montaña.

Volvemos a repetir que no se trata de una montaña cualquiera, de una arista más, de una escalada rutinaria, para nada, ese no es nuestro pensamiento y por tanto olvidamos esa posición.

Es una montaña dura a la que hay que cuidar en exceso. Todo paso hay que asegurarlo al 150% e ir centrados en todos nuestros movimientos.

Los compañeros estarán ahí, pero tenemos que pensar cada uno en nuestro propio bienestar.

Los planes previstos son de duro e intenso viaje el jueves 21 de abril, dormir en algún área de descanso y el viernes 22 llegar tranquilamente a Täsch, donde nos relajaremos y dormiremos en su camping.

Al día siguiente, pondremos rumbo a Zermatt y desde allí, dejar la civilización para poner pie en la montaña.

A partir de ahí, todo depende del tiempo, no vamos a poner cotas, sino dejarnos llevar por cómo transcurran los acontecimientos.

Lo ideal sería, subir de Zermatt al refugio HornleyHunt, pasar la tarde y dormir allí, para al día siguiente intentar subir hasta los 4.000 m donde está situada la Caballa Solvay, de allí y dependiendo del día y nuestras condiciones, intentar la cumbre o dejarla para el siguiente día.

Los días decidirán, las condiciones mandarán y nosotros nos pondremos a disposición de ello.

También, y como no podía ser de otra forma, intentaremos inmortalizar el viaje, grabándolo en HD con nuestras dos cámaras, éste año, hemos añadido la nueva adquisición de GOPRO. Dando prioridad a la escalada, no olvidaremos sacar la cámara en los momentos decisivos y más complicados que es donde más pereza hacemos siempre, pero uno ya espabila e intenta hacer el trabajo, cada vez, mejor, y como ya tenemos tablas y los compañeros saben de qué va todo ésto, creo que están dispuestos a colaborar y sonreir hasta cuando las cosas se ponen peor.

Intentaremos poneros al día y teneros informados.

Gracias por vuestro apoyo y como siempre os prometemos, al regreso os mostraremos todas las imágenes de éstos bellos parajes y si podemos también nuestro particular Making-Of

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