El correo


Qué tiempos aquellos en el que el único medio de comunicación eran los periódicos a pie de calle o el simple transistor; no es que yo lo diga porque así lo conociera, ni mucho menos, tan mayor no soy, pero que misterioso era todo. No sabías de qué iban a hablar ni qué noticias ocurriá en el mundo.
Hoy en día, todo es muy diferente.
Tenemos las noticias de todo el mundo, a golpe de ratón; nos machacan con noticias de todo tipo a través de la TV, y es que no dejan a uno correr la imaginación.
De ahí, que todos intentemos aprovechar nuestra más mínima imaginación e intentar que los mass-media no nos coman el tarro, y ser nosotros mismos los que queremos conocer la realidad sin que nadie nos la malinterprete.
Volviendo a los "emilios" estoy harto de recibir diariamente infinidad de correos con tonterías que no hacen más que hacernos perder el tiempo; que si cadenitas de mensajes, que si aprieta el botón para conocer la fecha de tu defunción, que si patatín y que si patatán.
Deberíamos pensar un poquito antes de mandar cosas inútiles y que no aportan ningún sentido a nuestras vidas.
Hoy me he despertado y he dicho, "por fín es jueves" y es que da gusto tener un resplandor al final del túnel y hacer lo posible por pasar la rutina diaria y llegar a ese momento. El fín de semana.
Otro resplandor, y ese sí que nos hace deleitarnos día a día, es el objetivo más inminente que tenemos. Las vacaciones en Suiza.
Me decía mi compañera ¿qué avión coges? ¿dónde haces escala? ¿en qué hotel te alojas?... claro, ahí estoy yo para decirla, tú de montaña, ná. Furgoneta, vivaqueo, refugieo y si se da el caso para una pasadita de agua de urgencia, ducha fría, pero vamos, tampoco muy necesaria, que nos quita las pocas grasas que tenemos y dejan al aire todas nuestras intimidades.
Por hoy, ya está bien de meterme con mi compi, en el fondo, es como cualquier mortal del mundo.

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